13 de mayo de 2010

¿SÍMBOLOS O MARCAS DE GRAFFITI EN TU CASA?

¿SÍMBOLOS O MARCAS DE GRAFFITI EN TU CASA?
Por Erasto Martínez Barrios


Hoy la delicncuencia (en cualquier parte de la geografía nacional) están innovando su forma de operar, por lo que los graffitis que antes eran sólo la manifestación callejera de los jóvenes o hasta cierto punto artística, han puesto en alerta a las autoridades, pues los símbolos tienen significados que lo convierten en foco de los ladrones...

Es común que te encuentres con unos "simples rayones" hechos con pintura en aerosol; sin emabrgo tal simpleza va más allá de convertirse en una señal para identificar la casa que sea vulnerable y propicia para el robo en cualquier de sus modalidades.

Sin embargo, las señas que seleccionan la casa prevista para robarla, no necesariamente es con "grafittis", puede ser rayones con instrumentos punzocortantes y en especial marcado aldededor del timbre, gis, papeles de colores en la vereda de un patio o jardín adiascente a la casa, debajo del tapete de entrada o como ya dije en la pared, especialmente en la fachada de la casa.

Es obvio que las marcas o señas no tienen hora, sin emabargo se presume que son realizadas por los delincuentes a altas horas de la noche o madrugada.

CONSEJOS:
Aunque es sabido que estos son daños a propiedad privada, es difícil que nos apoyemos en la leguslación para estos casos, pues la policía siempre dirá que por ser menores de edad (que es el caso en su mayoría) no pueden detenerlos y son sujetos a sólo el llamado de atención a sus padres, por consiguiente es nesesario seguir por lo pronto estos consejos.
  • Debe mantenerse la puerta de entrada bien cerrada, así como cerciorarse acerca de quién está del otro lado antes abrirla.

  • Es preciso borrar la señal cuanto antes una vez descubierta y cuantas veces sea necesario, dejando la menor huella posible.

  • Difundir en lo posible esta información entre familiares, amigos, vecinos, o con gente del trabajo, pues considero que esto es la mejor prevención.

    ... Y asi pasa en:
    “Igual esta pasando con los jóvenes que se dedican a limpiar los parabrisas, para quienes un chicle basta para poner la seña de los automovilistas que llevan cosas de valor en el asiento delantero, operan en complicidad, por los que uno marcan en vehiculo con la goma de mascar y al verla el siguiente limpia brisas quiebra el vidrio y saca la bolsa o lo que vaya de valor y este al alcance de su mano, tenemos información que da cuenta de este tipo de situaciones”.

¿Ya "Aprehendiste"?

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ESTE ES UN EJEMPLO DE LAS MARCAS HECHAS POR GRAFFITEROS EN OTROS PAÍSES DE LATINOAMÉRICA

SOLUCIONES MEDIEVALES:

Nada mejor que la vigilancia desde la azotea, acompañado de una carnita asada, una helodia (chela) y un caldero de aceite hirviendo para dejarlo caer sobre el grafitero...

No hay mejor solución que llevartela bien con uno o dos malandros en el barrio (aunque de vez en vez te pidan $10.00 pal chesco), ellos se encargarán de cuidar tu casa y darle solución y una buena corretiza a los grafiteros... puede funcionar de maravilla.

O puedes organizar con los vecinos un "Vecinos Alertas" para cuidarse unos a otros, y entregarlos a la policía.

¿Alguna otra en mente?

27 de abril de 2010

Consejos financieros de Robert Kiyosaki... No está por demás

La siguiente es una lista con los principales consejos brindados por Robert Kiyosaki a través de todas sus obras y otros medios:

1- Has que el dinero trabaje para ti
No trabajes por dinero, has que el dinero trabaje para ti; la forma de hacer ello es creando o adquiriendo activos que te generen un flujo de efectivo. Ejemplos de activos que generan un flujo de efectivo son los negocios que uno crea o compra, los bienes raíces que uno alquila, activos en papel tales como acciones o bonos, etc.


2- Invierte en educación financiera
Antes de invertir en activos que generen un flujo de dinero, invierte en mejorar tu educación financiera.
Siempre mantente estudiando, capacitando, leyendo libros, tomando cursos, asistiendo a seminarios, investigando en Internet, etc.
Siempre procura aumentar tu vocabulario financiero y mejorar tu inteligencia financiera; ello te permitirá identificar, analizar y aprovechar mejor las oportunidades.


3- Cuidado con las palabras
Las palabras tienen poder, debes tener cuidado con las afirmaciones que hagas pues éstas podrían convertirse en tu realidad. Por ejemplo, si dices “no puedo permitírmelo”, le das la orden a tu mente para que deje de trabajar y, efectivamente, nunca podrás permitírtelo; pero si en cambio dices “cómo puedo conseguirlo”, entonces tu mente se pondrá a trabajar, y se esforzará por encontrar la solución, por ejemplo, una forma de ganar más dinero.

4- Págate a ti mismo primero

Cada vez que obtengas ingresos, antes de pagar a tus deudores, reserva un porcentaje de dichos ingresos, para luego invertirlo en activos que generen flujos de efectivo.
Ten la disciplina para pagarte a ti mismo primero, aún cuando tus ingresos sean bajos o tus deudas sean altas.
Ello te permitirá invertir el dinero ahorrado en activos que te generen flujos de efectivo, y la presión por pagar tus deudas te motivará a salir e inventar formas de ganar más dinero; a la vez que mejoras tus habilidades financieras.


5- Motívate a hacer dinero
Para que hagas dinero debes tener pasión, debe gustarte lo que haces, debes divertirte, debes amar lo que hagas y sentirte íntegro.
Y una forma de lograr ello es motivándote a ti mismo pensando en las razones por las cuáles te gustaría tener mucho dinero y salir adelante; tus razones podrían ser, por ejemplo, poder retirarte joven y no tener que trabajar toda la vida, no ser un empleado, poder viajar por el mundo, controlar tu tiempo y tu vida.


6- Cuenta con un buen equipo de trabajo
Rodéate y contrata gente indicada, que sepa más que tú en sus áreas, y que juntas se complementen y puedan conformar un buen equipo.
Uno debe saber identificar a las personas correctas, no sólo por su apariencia, sino por sus palabras.
Debe identificar y contratar a estas personas, y luego saber trabajar con ellas, dirigirlas, liderarlas e inspirarlas.


7- Aprende a manejar el riesgo
Invertir no es riesgoso si primero inviertes en tu educación financiera.
Tu educación financiera te permitirá detectar, analizar y aprovechar mejor las oportunidades de inversión.
Aprende a asumir riesgos, pero antes de invertir, sé precavido, infórmate bien, evalúa bien la situación, y asegúrate de que el riesgo sea el mínimo posible.


8- No temas cometer errores
No tengas miedo asumir riesgos y cometer errores, pues es en los errores y en los fracasos donde uno más aprende.
Debes saber ganar, aún al perder.
Cuando cometas errores o fracases, sé perseverante y sigue intentando, ten siempre presente que equivocarse es parte del proceso del éxito, que no puedes tener éxito sin antes haber fracasado.


9- Avanza a pasos de bebé
Sé paciente tanto al momento de tener que elegir tus inversiones, como al momento de hacer tus negocios.
Para tener éxito tienes que ir despacio, con pasos de bebé. Por ejemplo, debes tomarte tu tiempo para ver las propuestas y analizar tus inversiones, y no pensar que el trato que has encontrado es el único que existe; y tampoco debes pensar que con ello estarás perdiendo el tiempo, pues estarás aprendiendo sobre inversiones y volviéndote más hábil para detectarlas y analizarlas.

Post: Escuela para Ricos"
TOMADO DE:
http://www.escueladeriqueza.org/DetalleInfo.aspx?Not=865

16 de abril de 2010

¿Y A TÍ, CÓMO TE LLAMAN TUS HIJOS?

PADRE, PAPÁ, PAPI
¡Cómo era de bueno ser padre!
Por Daniel Samper Pizano

Hasta hace cosa de un siglo, los hijos acataban el cuarto mandamiento como si no fuera dictamen de Dios sino reglamento de la Federación de Fútbol. Imperaban normas estrictas de educación: nadie se sentaba a la mesa antes que el padre; nadie hablaba sin permiso del padre; nadie se levantaba si el padre no se había levantado; nadie repetía almuerzo, porque el padre solía dar buena cuenta de los guisos: por algo era el padre...

La madre ha constituido siempre el eje sentimental de la casa, pero el padre era la autoridad suprema. Cuando el padre miraba fijamente a la hija, esta abandonaba al novio, volvía a vestir falda larga y se metía de monja. A una orden suya, los hijos varones cortaban leña, alzaban bultos o se hacían matar en la guerra.

- Padre: ¿quiere usted que cargue las piedras en el carro y le dé de beber al buey? ¡Qué autoridad era el padre!

Todo empezó a cambiar hace unas siete décadas, cuando el padre dejó de ser el padre y se convirtió en el papá.. El mero sustantivo era una derrota. Padre es palabra sólida, rocosa; papá es apelativo para oso de felpa o perro faldero. Demasiada confiancita. Además -segunda derrota- "papá" es una invitación al infame tuteo.. Con el uso de "papá" el hijo se sintió autorizado para protestar, cosa que nunca había ocurrido cuando el padre era el padre:

- ¡Pero, papá, me parece el colmo que no me prestes el carro...!

A diferencia del padre, el papá era tolerante. Permitía al hijo que fumara en su presencia, en vez de arrancarle de una bofetada el cigarrillo y media jeta, como hacía el padre en circunstancias parecidas. Los hijos empezaron a llevar amigos a casa y a organizar bailes y borracheras, mientras papá y mamá se desvelaban y comentaban:

- Bueno, tranquiliza saber que están tomándose unos traguitos en casa y no en quién-sabe-dónde.

El papá marcó un acercamiento generacional muy importante, algo que el padre desaconsejaba por completo. Los hijos empezaron a comer en la sala mirando el televisor, mientras papá y mamá lo hacían solos en la mesa. Y a coger el teléfono sin permiso, y a sustraer billetes de la cartera de papá, y a usar sus mejores camisas. La hija, a salir con pretendientes sin chaperón y a exigirle al papá que no hiciera mala cara al insoportable novio y en vez de "señor González", como habría hecho el padre, lo llamara "Tato”

Papá seguía siendo la autoridad de la casa, pero bastante maltrecha. Nada comparable a la figura procera del padre. Era, en fin, un tipo querido, de lavar y planchar, a quien acudir en busca de consejo o dinero prestado.

Y entonces vino papi.
Papi es invento reciente, de los últimos 20 o 30 años. Descendiente menguado y raquítico de padre y de papá, ya ni siquiera se le consulta o se le solicita, sino que se le notifica.

- Papi, me llevo el carro, dame para gasolina...

A papi lo sacan de todo. Le ordenan que se vaya al cine con mami cuando los niños tienen fiesta y que entren en silencio por la puerta de atrás. Tiene prohibido preguntar a la nena quién es ese tipo despeinado que desayuna descalzo en la cocina. A papi le quitan todo: la tarjeta de crédito, la ropa, el turno para ducharse, la rasuradora eléctrica, el computador, las llaves...

Lo tutean, pero siempre en plan de regaño:

- Tú sí eres el que sobra aca, ¿no papi?
- ¡Papi, no me vuelvas a llamar "chiquita" delante de Jonathan

Aquel respeto que inspiraba padre, con papá se transformó en confiancita y se ha vuelto franco abuso con papi:

- Oye, papi, me estás dejando acabar el whisky, marica...

No sé qué seguirá de papi hacia abajo. Supongo que la esclavitud o el destierro. Yo estoy aterrado porque, después de haber sido nieto de padre, hijo de papá y papi de hijos, mis nietas han empezado a llamarme "PA".

8 de marzo de 2010

¿INSOLENTE YO?

Hoy en dia todos estamos tan ocupados que estamos llenos de"""INSOLENTES""""
¡En mi casa me enseñaron bien!
Cuando yo era un niño, en mi casa me enseñaron a honrar dos reglas sagradas:
Regla N° 1: En esta casa las reglas no se discuten.
Regla N° 2: En esta casa se debe respetar a papá y mamá.
Y esta regla se cumplía en ese estricto orden. Una exigencia de mamá, que nadie discutía... Ni siquiera papá. Astuta la vieja, porque así nos mantenía a raya con la simple amenaza: “Ya van a ver cuando llegue papá”. Porque las mamás estaban en su casa. Porque todos los papás salían a trabajar.... Porque había trabajo para todos los papás, y todos los papás volvían a su casa. No había que pagar rescate o ir a retirarlos a la morgue. El respeto por la autoridad de papá (desde luego, otorgada y sostenida graciosamente por mi mamá) era razón suficiente para cumplir las reglas.
Usted probablemente dirá que ya desde chiquito yo era un sometido, un cobarde conformista o, si prefiere, un pequeño fascista, pero acépteme esto: era muy aliviado saber que uno tenía reglas que respetar. Las reglas me contenían, me ordenaban y me protegían. Me contenían al darme un horizonte para que mi mirada no se perdiera en la nada, me protegían porque podía apoyarme en ellas dado que eran sólidas. Y me ordenaban porque es bueno saber a qué atenerse.. De lo contrario, uno tiene la sensación de abismo, abandono y ausencia.
Las reglas a cumplir eran fáciles, claras, memorables y tan reales y consistentes como eran “lavarse las manos antes de sentarse a la mesa” o “escuchar cuando los mayores hablan”.
Había otro detalle, las mismas personas que me imponían las reglas eran las mismas que las cumplían a rajatabla y se encargaban de que todos los de la casa las cumplieran. No había diferencias. Éramos todos iguales ante la Sagrada Ley Casera. Sin embargo, y no lo dude, muchas veces desafié “las reglas” mediante el sano y excitante proceso de la “travesura” que me permitía acercarme al borde del universo familiar y conocer exactamente los límites. Siempre era descubierto, denunciado y castigado apropiadamente.
La travesura y el castigo pertenecían a un mismo sabio proceso que me permitía mantener intacta mi salud mental. No había culpables sin castigo y no había castigo sin culpables. No me diga, uno así vive en un mundo predecible. El castigo era una salida terapéutica y elegante para todos, pues alejaba el rencor y trasquilaba a los privilegios. Por lo tanto las travesuras no eran acumulativas. Tampoco existía el dos por uno. A tal travesura tal castigo. Nunca me amenazaron con algo que no estuvieran dispuestos y preparados a cumplir.
Así fue en mi casa. Y así se suponía que era más allá de la esquina de mi casa. Pero no. Me enseñaron bien, pero estaba todo mal. Lenta y dolorosamente comprobé que más allá de la esquina de mi casa había “travesuras” sin “castigo”, y una enorme cantidad de “reglas” que no se cumplían, porque el que las cumple es simplemente un estúpido (o un tonto, si me lo permite).
El mundo al cual me arrojaron sin anestesia estaba patas para arriba. Conocí algo que, desde mi ingenuidad adulta (sí, aún sigo siendo un ingenuo), nunca pude digerir, pero siempre me lo tengo que comer: "la impunidad". ¿Quiere saber una cosa? En mi casa no había impunidad. En mi casa había justicia, justicia simple, clara, e inmediata. Pero también había piedad.
Le explicaré: Justicia, porque “el que las hace las paga”. Piedad, porque uno> cumplía la condena estipulada y era dispensado, y su dignidad quedaba intacta y en pie. Al rincón, por tanto tiempo, y listo... Y ni un minuto más, y ni un minuto menos. Por otra parte, uno tenía la convicción de que sería atrapado tarde o temprano, así que había que pensar muy bien antes de sacar los pies del plato.
Las reglas eran claras. Los castigos eran claros. Así fue en mi casa. Y así creí que sería en la vida. Pero me equivoqué. Hoy debo reconocer que en mi casa de la infancia había algo que hacía la diferencia, y hacía que todo funcionara. En mi casa había una “Tercera Regla” no escrita y, como todas las reglas no escritas, tenía la fuerza de un precepto sagrado. Esta fue la regla de oro que presidía el comportamiento de mi casa:
Regla N° 3: No sea insolente. Si rompió la regla, acéptelo, hágase responsable, y haga lo que necesita ser hecho para poner las cosas en su lugar.
Ésta es la regla que fue demolida en la sociedad en la que vivo. Eso es lo que nos arruinó. LA INSOLENCIA. Usted puede romper una regla -es su riesgo- pero si alguien le llama la atención o es atrapado, no sea arrogante e insolente, tenga el coraje de aceptarlo y hacerse responsable. Pisar el césped, cruzar por la mitad de la cuadra, pasar semáforos en rojo, tirar papeles al piso, tratar de pisar a los peatones, todas son travesuras que se pueden enmendar... a no ser que uno viva en una sociedad plagada de insolentes. La insolencia de romper la regla, sentirse un vivo, e insultar, ultrajar y denigrar al que responsablemente intenta advertirle o hacerla respetar. Así no hay remedio.
El mal de nuestra sociedad es la insolencia. La insolencia está compuesta de petulancia, descaro y desvergüenza. La insolencia hace un culto de cuatro principios: - Pretender saberlo todo - Tener razón hasta morir -No escuchar - Tú me importas, sólo si me sirves. La insolencia en mi país admite que la gente se muera de hambre y que los> niños no tengan salud ni educación. La insolencia en mi país logra que los que no pueden trabajar cobren un subsidio proveniente de los impuestos que pagan los que sí pueden trabajar (muy justo), pero los que no pueden trabajar, al mismo tiempo cierran los caminos y no dejan trabajar a los que sí pueden trabajar para aportar con sus impuestos a aquéllos que, insolentemente, les impiden trabajar. Léalo otra vez, porque parece mentira. Así nos vamos a quedar sin trabajo todos.. Porque a la insolencia no le importa, es pequeña, ignorante y arrogante.
Bueno, y así están las cosas. Ah, me olvidaba, ¿Las reglas sagradas de mi casa serían las mismas que en la suya? Qué interesante. ¿Usted sabe que demasiada gente me ha dicho que ésas eran también las reglas en sus casas? Tanta gente me lo confirmó que llegué a la conclusión que somos una inmensa mayoría. Y entonces me pregunto, si somos tantos, ¿por qué nos acostumbramos tan fácilmente a los atropellos de los insolentes? Yo se lo voy a contestar. PORQUE ES MÁS CÓMODO, y uno se acostumbra a cualquier cosa, para no tener que hacerse responsable. Porque hacerse responsable es tomar un compromiso y comprometerse es aceptar el riesgo de ser rechazado, o criticado. Además, aunque somos una inmensa mayoría, no sirve para nada, ellos son pocos pero muy bien organizados. Sin embargo, yo quiero saber cuántos somos los que estamos dispuestos a respetar estas reglas. Le propongo que hagamos algo para identificarnos entre nosotros. No tire papeles en la calle. Si ve un papel tirado, levántelo y tírelo en un bote de basura. Si no hay un bote de basura, llévelo con usted hasta que lo encuentre. Si ve a alguien tirando un papel en la calle, simplemente levántelo usted y cumpla con la regla 1. No va a pasar mucho tiempo en que seamos varios para levantar un mismo papel. Si es peatón, cruce por donde corresponde y respete los semáforos, aunque no pase ningún vehículo, quédese parado y respete la regla. Si es un automovilista, respete los semáforos y respete los derechos del peatón. Si saca a pasear a su perro, levante los desperdicios.
Todo esto parece muy tonto, pero no lo crea, es el único modo de comenzar a desprendernos de nuestra proverbial INSOLENCIA. Yo creo que la insolencia colectiva tiene un solo antídoto, la responsabilidad individual. Creo que la grandeza de una nación comienza por aprender a mantenerla limpia y ordenada. Si todos somos capaces de hacer esto, seremos capaces de hacer cualquier cosa..
Porque hay que aprender a hacerlo todos los días. Ése es el desafío. Los insolentes tienen éxito porque son insolentes todos los días, todo el tiempo. Nuestro país está condenado: O aprende a cargar con la disciplina o cargará siempre con el arrepentimiento.
¿A USTED QUÉ LE PARECE? ¿PODREMOS RECONOCERNOS EN LA CALLE ?
Espero no haber sido insolente.
En ese caso, disculpe. Dr. Mario Rosen

25 de febrero de 2010

LAS VOCALES; un caso básico para aprehender y aprender.


La famosa escritora española Lucía Echevarría, ganadora del Premio Planeta, dijo en una entrevista, que 'murciélago' era la única palabra en idioma español que contenía las cinco vocales.

Un lector, José Fernando Blanco Sánchez, envía la siguiente carta al periódico ABC, para ampliar su conocimiento.

Carta al director del diario ABC

Acabo de ver en la televisión estatal a Lucía Echevarría diciendo que, 'murciélago' es la única palabra en el idioma español que contenía las cinco vocales.

Mi estimada señora, piense un poco y controle su 'euforia'. Un 'arquitecto', 'escuálido', llamado 'Aurelio' 'Eulalio', dice que lo más 'auténtico' es tener un 'abuelito' que lleve un traje 'reticulado' y siga el 'arquetipo' de aquel viejo 'reumático' y 'repudiado', que 'consiguiera' en su tiempo, ser 'esquilado' por un 'comunicante', que cometía 'adulterio' con una 'encubridora' cerca del 'estanquillo', sin usar 'estimulador'.

Señora escritora, si el 'peliagudo' 'enunciado' de la 'ecuación' la deja 'irresoluta', olvide su 'menstruación' y piense de modo 'jerárquico'.

No se atragante con esta 'perturbación', que no va con su 'milonguera' y 'meticulosa' 'educación'.

Y repita conmigo, como diría Cantinflas: ¡Lo que es la falta de ignorancia!

23 de febrero de 2010

¿QUIERES UN PROYECTOR Y NO SABES DE CUÁNTOS ANSI LÚMENES?

Quienes nos dedicamos a la docencia, siempre buscamos la mejor manera de hacer de nuestra clase el medio eficaz para que el aprendizaje sea mejor asimilado y más significativo... y siempre pensamos en el uso de la tecnologia educativa, pero a la hora de elegir un proyector no sabemos cuál elegir; asi que al acudir a una tienda de equipos multimedia nos preguntan de cuántos LUMENS o ANSI lo deseamos, y es ahi donde nos quedamos peor que al principio.
¿Qué son los ANSI lúmenes?

Los ANSI lúmenes son una de las medidas en las que debemos fijarnos al elegir un video-proyector. Pero ¿por qué?

El lúmen (lm) es la unidad que se utiliza para medir la fuerza del flujo luminoso, es decir, la intensidad con la que una lámpara o dispositivo similar puede iluminar un espacio o superficie. ANSI son las siglas del American National Standards Institute, un organismo que se encarga de certificar que una determinada medición -por ejemplo, la medición de la intensidad luminosa de un aparato- es correcta.

La mayoría de los proyectores, incluyendo los de video, miden su brillantez en ANSI lúmenes para garantizar que proporcionan una calidad óptima de nitidez, color y luminosidad de imagen. Es importante saber que entre más ANSI lúmenes tenga un proyector, emitirá más luz y funcionará en auditorios mayores.

Según la revista PC Magazine en línea, basta con que un proyector tenga de 200 a 300 ANSI lúmenes para tener buena calidad de imagen en un salón pequeño, como una sala de juntas; en lugares más amplios se pueden requerir de 400 a 600, mientras que un auditorio o sala de conferencias necesita más de 2000.

Sin embargo existen proyectores que rebasan los 3000 ANSI lúmenes. ¿Cuál es su utilidad, si otros de menor nivel satisfacen las necesidades básicas de una oficina? La ventaja de estos aparatos es que iluminan a la perfección cualquier superficie y por tanto garantizan una excelente visibilidad, calidad de imagen y brillantez para cualquier tipo de auditorio. La mayoría de los proyectores con brillantez superior a los 3000 ANSI lúmenes permiten hacer ajustes a la luminosidad y el color, de tal forma que no deslumbran en salones pequeños ni dejan al público a oscuras en auditorios grandes.

Asi, por ejemplo los proyectores de marca BenQ, modelo SP830, tiene brillantez de 3500 ANSI lúmenes y una resolución WXGA de 1280 X 768 píxeles, que garantiza imágenes de alta resolución y auditorios que nunca se quedarán a oscuras.