8 de febrero de 2010

LA VERGÜENZA...Condición Aprehendida y Aprendida

Desde niños _en uso de facultades para distinguir clara o veladamente lo que es la burla, el odio, la negación, etc. también la vergüenza es un sunto aprehendido (capturado, captado) y aprendido de los adultos que nos rodean y que condicionan y bloquean la natural respuesta que debemos dar al enfrentarnos a eventos individuales _porque a decir verdad, nadie experimenta en cabeza ajena. Asi la vergüenza nos ha acompañado históricamente desde siempre.
Nuestra vergüenza nace de la condición de dominados que tuvimos en Nuestra América -como diría Martí- "desde la conquista hasta menos de un siglo atrás,donde nuestros antepasados sobrevivían bajo una oligarquía,cuando la educación _aún no desarrollada_ no producía la movilidad para constituir la clase media"... Y luego, nos preguntamos si tanta corrupción es por tener tantos sinvergüenzas que buscan el botín...
Manuel Vásquez escribió en "La Jornada de Veracruz" el pasado 18 de enero del presente año un artículo intitulado "Urbanal: Una sociedad con vergüenza", del cual tomo textualmente lo siguiente:
"Parados haciendo fila los mexicanos, permitimos que otro llegue y se anteponga, muy pocos de esa fila se atreverán a protestar, y los que lo hagan podrán también ser vistos con ojos de pena ajena, el resto se quedará callado, pues les da vergüenza reclamar en público, si llegamos a un lugar desconocido una casa o una fiesta, nos quedamos parados; si acaso saludamos, esperamos hasta que alguien nos diga que pasemos y lo pensamos mucho antes de entrar, sentarnos con desconocidos nos da vergüenza, hacerlo es un alarde de valentía.
Hablar en público nos da vergüenza, eso está reservado para los aventados inteligentes, dotados; de por sí, hablar se nos dificulta no sé si porque tenemos poco repertorio de palabras o porque cargamos el estigma de siglos de silencio, gritar en protesta nos da vergüenza, casi todos ven mal a los que salen a las calles a gritar consignas, para muchos esto es de nacos, y consideran algo que no harían, pues su condición es tal que hacerlo equivaldría a soportar la vergüenza también de ser vistos por otros, sufriendo la inclemencia de ser ignorados o no poder por sí mismos solucionar sus problemas; pedir informes sobre precios, ir a la tienda solos, cuando se es niño o adolecente mejor se lo dejamos a nuestra mamá o papá, pues nos da vergüenza que vean que buscamos un precio más accesible o una oferta, decir a alguien en público palabras cariñosas nos da vergüenza, el amor está reservado para la intimidad, contestar cariñosamente el teléfono, o abiertamente decir “te amo”, nos da vergüenza, pues resulta cursi para muchos demostrar afecto amor o cariño.
Desnudarnos o mostrarnos en público con alguna cierta desnudez nos da vergüenza, nuestro cuerpo, el vehículo de satisfacción y de placer, está reservado para el tiempo íntimo, si acaso el suertudo que es nuestro compañero o compañera verá nuestras carnes flácidas o en su sitio según sea el caso, por ello tal vez las modas nunca aplican para los estratos más vulnerables de la sociedad mexicana, ejemplo; las madres de familia, clase media o baja, que se adentran en las playas mexicanas enfundadas en un short, o un pants de esos que sirven de pijama, una playera que les queda grande y el brassiere transparentado por el efecto del agua, como playeras mojadas pero en grotesca alusión a una vergüenza por mostrarse que resulta contraproducente.
Pedir fiado o prestado nos de vergüenza, aunque cada vez más es un acto de sobrevivencia que se reprime, siempre pensando en que no se muestre nuestra estrechez, aunque en realidad millones viven de prestado en este país cuya vergüenza raya en lo tragicómico, pues todos piensan que nadie sabe y todos saben que necesitan.Cobrar nos da vergüenza, por ello muchos no se atreven a vender nada, porque se asumen como malos para cobrar, incluso quienes se saben mal pagados, asumiendo que por vergüenza, quien debe pagarles más lo hará; en un acto de justicia, que nunca llega pues la vergüenza en tanto una condición o sentimiento reversible es algo que no conocen muchos que viven de lo que otros hacen, usufructo al fin de la vergüenza de unos aprovechada por otros.
Los moteles están llenos por que el sexo también nos da vergüenza, las preferencias de muchos están ocultas por ello, finalmente en mojigata condición de intolerancia y nula aceptación millones viven en el clóset, pues la vergüenza mata; el machismo acendrado engendra mas vergüenza, pues ningún padre quiere que su hijo o hija sea homosexual, el estigma implica una actitud que en muchos casos es el génesis de tal condición, pues se sabe en cierta medida que ésta se genera por abuso o por descuido de los padres.
El país necesita hablar de sus vergüenzas; primera condición para dejar de hablar mal de todo mundo, deporte nacional por excelencia “el chisme”, que nos hace creer que compondremos el mundo criticando y juzgando a los demás pero sin ser autocríticos, hablar de las vergüenzas propias pues el país en sí es una vergüenza, carcomido por la corrupción, el saqueo, el robo, el narcotráfico, la transa, el clientelismo político, la violencia en las calles, los feminicidios, la mentira, y la homofobia, vergüenza de saber que en las cúpulas políticas hay ladrones, empresarios sin escrúpulos, personajes que en alianzas con los medios pregonan a pulmón batiente que México es una maravilla, que vamos bien, que este año y el porvenir será mejor, que lo malo de la crisis ya pasó, que tenemos mucho que festejar, que nuestra grandeza como país es más que nuestros problemas, campañas de vergüenza, cuando todo mundo sabe que la realidad es otra, que el país se desmorona frente a un desequilibrio monumental e histórico del neoliberalismo, y que el vergonzoso descrédito de las elecciones de 2006 golpea ya con sus costos a quienes protagonizaron tan tremendo fraude.
Nos da vergüenza hablar y expresar, protestar y luchar, decir, pensar, reflexionar y actuar, pero más vergüenza nos dará no hacerlo a corto plazo, antes de que sea demasiado tarde, sabido está que estas vergüenzas cuando se desbordan –como bien lo apunta de alguna manera el escritor y filosofo Octavio Paz en su obra "El laberinto de la soledad", en la fiesta o en el festejo con el alcohol, y el grito desbordado, en una suma de debilidades que ya no pueden ser mas contenidas– degenera en odio, en insatisfacción y resentimiento contenido por generaciones, una vergüenza expresada desde los tiempos del virreinato por tan salvaje historia la nuestra, una historia de sojuzgación, dominación y esclavismo, que se padece aun como herencia vergonzosa.Los poderosos y dominantes han cambiado, ahora no son los españoles.
Nuevas y poderosas formas de dominio abonan a que seguiremos siendo una país de avergonzada sociedad que no se atreve a romper sus cadenas y sus miedos, aunque al parecer se aproxima una redención, vale más pensar en cuántas de estas vergüenzas debemos de dejar a un lado, para no perpetuar el sistema de cosas actual, y trascender en las nuevas generaciones con su ruptura, hacia la construcción de una sociedad sin tanta vergüenza y sin tanto sinvergüenza".
OPINEMOS SIN VERGUENZA
ojala me mandes tus comentarios...sobre todo qué te da vergüenza!!!

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